Miro tus fotos cuando anochece
e imagino que tus ojos están aquí,
que pueden ver cómo me perteneces
y que estoy llorando otra vez por ti.
Pero es inútil, no me puedes ver
estás tan lejos que no me ves huir.
Y un día preguntarás por mí en vano
y un día querrás ver mis ojos mojados
y te habré gritado -sostén mi mano-,
tú nunca lo sabrás y me habré marchado.
Estaré lejos y puede que inerte,
tumbada y ahogada bajo un puente,
con la piel desgarrada fuertemente
por alguien que consideró mi muerte
necesaria para su placer más reciente.
El placer de la carne en estado candente;
entre mis piernas y su enfermiza mente.
En sus deseos para apartarme de todo
y regalarme un final puro y mártir,
lo último que veré serán sólo tus ojos,
y sólo me habrá importado morir lejos de ti.
2.1.09
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